El testamento de la Duquesa de Alba, últimamente, es tema recurrente en los medios de comunicación. En cierto modo, es lógico, se trata de la sucesión hereditaria de una de las más grandes fortunas de España. Los medios de comunicación se hacen eco del tema. Tanto la prensa informativa como la prensa rosa o del corazón, de una manera o de otra, han tomado razón de la noticia.

   Sin embargo, como notario, siempre me ha sorprendido la falta de rigor que se tiene en los medios cuando de hablar de Derecho se trata. Lo cual, hasta cierto punto, puede ser comprensible si se trata de espacios que simplemente se dedican a generar chascarrillo o anécdotas populares. En cambio, si lo que se pretende es dar información rigurosa o veraz debería contrastarse la noticia o elegirse un redactor técnico sin perjuicio de luego dar el giro que procediese para ganar mayor presencia o publicidad.

   Uno de esos casos ha sido el generado por el testamento cerrado que ha aparecido de la Duquesa de Alba. Aparecer, lo que si de aparecer, no ha aparecido, no ha habido ningún milagro ni nada novelesco, se trata simplemente del proceso ordinario que acompaña a toda sucesión hereditaria;  sin embargo, es cierto, no es lo habitual ordenar la sucesión mediante un testamento cerrado.

   Para los que quieran conocer una versión algo más rigurosa que la que aparece en prensa está escrito este post que os enlazamos, en El Blog del Notario, bajo el título de «El testamento de la Duquesa de Alba».

   Feliz día,

   Antonio Ripoll Soler

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